Ir a Bogotá y no estar en Rock al Parque es como ir a Barranquilla en Febrero y perderse el Carnaval. La emocion en las filas para ingresar al Parque Distrital Simon Bolivar era evidente. Llegué en taxi al lugar que estaba muy bien acordonado por la Policia Nacional, factor fundamental en este tipo de eventos y que da mucho de que hablar para el desarrollo del mismo, y lo primero que note fueron las enormes filas de ingreso en una tarde bogotana lluviosa y con mas frio de lo normal. Terrible. En Barranquilla cuando llueve el evento se cancela o la gente no va. La energia de Bogotá y de Rock al parque es todo lo contrario: ves en las caras de las personas que hacen las filas una emocion y adrenalina indescriptible y una impaciencia controlada por quere estar ya en el escenario Plaza. Compre un plástico para la lluvia e hice la fila que demoro poco mas de 30 minutos, transcurso en el cual me perdí de la magistral presentación en el escenario Lago de "The Mills". Menos mal los vi en el Festival de Audio sobre Ruedas en Corferias durante un concierto privado y selecto. Escuchaba a través de la transmisión de Radiónica todos los detalles del evento. Ya queria entrar. La fila se movia lento. Pero asi era mejor: los cordones de seguridad hacian estrictas requisas, asunto que me tranquilizaba.
Pasado los dos cordones, llegaría a mis ojos una imágen que jamás se me borrará de la mente. El escenario principal. Era sumamente impresionante: El montaje escénico, luces y pantallas acompañados de la buena vibra del público capitalino que se agolpaba ordenadamente en el escenario (No se que le ven de malo a la Plaza del Simón Bolívar. Me gustó la ubicación. Eso si para otros conciertos se debe llegar muy temprano. El secreto esta en ubicarse en las gradas) Estaba en el escenario "Mutemath", una banda de los Estaods Unidos que jamás en mi vida había escuchado, pero que me dejo boquiabierto con la increíble puesta en escena de sus integrantes. La banda estaba ubicada en línea recta de frente al público, algo poco común en las demás bandas que se ubican en el estilo que todos hemos estado acostumbrados a ver. Con un sonido impecable y fuerte, demostraron que si son muy buenos artistas. Su propuesta electrónica en algunos puntos dejaba mudos a los que estabamos en el Simón Bolívar viendo por primera vez a una banda que jamás habia estado en Colombia. Quede matriculado con ellos desde ese momento.
En los espacios entre banda y banda sale una presentadora que más bien intenta ser Laura Acuña en "Muy buenos días". Falta potencia. Falta espiritu. Yo que soy periodista y presentador de eventos sé lo difícil que es enfrentarse a un enorme público que no quiere escuchar lo que dices, quiere ver el espectáculo. Pero uno debe ponerle sabor a lo que hace. Se llama amor por la profesión.
Luego de su intervención llegaría un momento esperado por mí desde hace varios años: ver a "The Hall Effect" en vivo. No podía creerlo. Era una oportunidad única de verlos. Las expectativas estaban al límite con ellos, pero lo que me lleve fue una amarga sorpresa. Iniciaron su performance con un Intro estresante e inmamable (Insoportable) que mas se asemejaba a un ruido o falla de sonido. Fatal. De 7 canciones (mal contadas) que interpretaron solo una fue del pasado albúm, ("Trip Dog", la canción menos indicada para este evento. ¿Que les pasó?). De resto todas era nuevas. Sorpresivamente tuvieron un salvavidas pequeño al interpretar un cover de papa Roach que hizo saltar y rockear a las más de 100 mil personas presentes en el Escenario Plaza. No me gusta Papa Roach, pero la canción les quedo muy bien e hizo levantarse a más de uno que estaba tirado en el suelo muriéndose (como yo) del aburrimiento con esta que hasta hace poco era de mis bandas favoritas. Durante uno de sus intermedios pidieron un aplauso a Gustavo Cerati, momento que superó la emoción por el cover de Papa Roach. La gente gritaba y se emocionaba al escuchar el nombre del músico argentino (El Dios del Rock Latinoamericano).
Se acabó The Hall Effect. Vaya sorpresa. En la última canción empeze a retirarme del escenario. ¿La razón? Venía Andrés Calamáro. No he escuchado ni media canción de él. No me interesa escucharla tampoco. Pero reconozco que tiene un poder y un nombre supremamente poderoso en el ámbito rockero. La gente moría por ver a Calamáro, yo no. Me retiré del Simón Bolívar porque tenía una invitación a comer y decidí mejor brindar mi espacio ocupado en el escenario para alguien más que si quería verlo y que podría gozarse su show mucho mas que yo.
Rock al Parque: Un evento sin precedentes en la historia de Colombia. La organización es genial. El comportamiento el último día estuvo perfecto. El ambiente, el olor a cigarrillo, la lluvia, el frío capitalino, las luces, guitarras y sonidos hacen de este un show para no perderse y queda en mi retina como una de las experiencias mas grandiosas y satisfactorias de mi vida.
(Con excepción del desastre de "The Hall Effect" de quienes esperaba ver éxitos como "Aim at me" o "Become".. pero bueno será para la próxima)
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