¿Qué sucede con nuestros dirigentes?

2011 es año de elecciones del poder local en Colombia. Aparte de ser mi primera vez en poder elegir quienes serán los que por 4 años lleven las riendas en alcaldías y gobernaciones, no encuentro otro motivo de entusiasmo para elegir una opción con la que me sienta conforme. Basta solo con escuchar la radio o ver los noticieros locales para adivinar como se desarrollará el debate político en la ciudad, lleno de frases sin sentido y promesas que todos sabemos en donde terminan.
 

Hagamos un breve recorrido del panorama actual de candidatos. Empecemos por Barranquilla: Elsa Noguera, ex fórmula vicepresidencial de Germán Vargas, secretaria de Hacienda del distrito y "responsable" del saneamiento de las finanzas de la ciudad; Juan García, candidato "independiente", conocido por su excelente gestión al frente de la ciudad en momentos de crisis cuando el exalcalde Guillermo Hoenigsberg estuvo tras las rejas por investigaciones judiciales. Siguen en la lista Moisés Pineda, reconocido activista cívico, Antonio Bohórquez y Máximo Noriega.

Para la Gobernación del Atlántico: Jose Antonio Segebre, por el partido Liberal; Tito Crissién, exrector de la CUC, y que inscribió su candidatura por firmas; Alfredo Palencia, exdefensor del Pueblo y exsecretario del Interior del Atlántico y Jaime Amín, exsecretario privado del actual gobernador, quién ha sido noticia por el apoyo que ha recibido del senador Jose David Name sin consultar a los demás colegas congresistas de esta ciudad y del departamento que hacen parte de lo que queda ya del Partido de la U.

¿Análisis somero? Más de lo mismo. Los debates electorales en Barranquilla y el Atlántico siempre se han caracterizado por la escasa construcción de ciudad y departamento, más allá del cemento. Uno compara con los candidatos en Bogotá y cualquiera que quede puede ser un buena opción, pero aquí seguimos el mismo formato mediocre y casi legendario de poner en las administraciones locales y departamentales a un grupo cerrado de personas que, curiosamente, son los mismos que hacen parte de gremios y "mandan" sin nombre en Barranquilla y el departamento. Sin contar que los medios locales explotan la imagen de los candidatos haciendolos opinar en cuanto problema o polémica se genere. 

En otras ciudades cuando un candidato habla siempre genera noticia, aquí dan declaraciones para llover sobre lo mojado y decir lo que todos conocemos. ¿Qué pasa? ¿Esos son los dirigentes que queremos? ¿Los que siguen un libreto entregado por sus antecesores con respuestas prefabricadas y baratas?

¡Barranquilla tiene que despertar! No es justo que estemos entregando una ciudad a esta legión de dinosaurios rancios con el cerebro fundido de tanta corrupción que a la vez desangra las finanzas de quiénes religiosamente se esmeran por ser buenos ciudadanos. Necesitamos una inyección de nuevas ideas, nuevas caras, nuevos deseos y nuevos propósitos para Barranquilla, para el Atlántico y para el equilibrio sano en la construcción de lo que queremos ver en un futuro no muy lejano.

Seguimos en la búsqueda.