Voy dejando atrás aquel basural, que me hizo odiar tu forma de amar"
Hablar del Joe Arroyo es hablar de Barranquilla. Es hablar de Colombia. Por muchos años su música fue la banda sonora de ese gran imaginario costeño, reflejo de nuestra idiosincrasia y sello ante un país que, aún con sus pesares, siempre saca su mejor sonrisa.
De muy niño, en esas mañanas calurosas de domingo donde mi padre era lo más parecido a un programador de emisora, esa voz de color particular, con sabor en cada letra, y de vez en cuando su inconfundible chirrído que fue su sello en gran parte de sus canciones, retumbaba en mis oídos para emprender, entonces, el camino ligado que cada habitante de esta ciudad debía recorrer con el Joe.