29 de noviembre de 2011

Miedo de ti, miedo de mí

Siempre que te veo se repite la misma escena: me llamas, brillas, bailas y cantas al ritmo de lo que suena. ¿No te atreves a decirme que me desprecias? Yo tampoco me atrevo, prefiero tenerte miedo.

Claro, quieres que esté a tu lado porque me quieres hacer daño. Tus actos lo demuestran, no soy ciego. Me susurras al oído, me seduces con tu silbido. ¿Ignorarte? Es un reto que me he puesto tantas veces y aún no puedo terminar de contar cuántas han sido las oportunidades en que por poco me absorbes.

No seré yo quien te despierte cada mañana, con el remordimiento solar a través de mi ventana, con mi boca empalagada con tu sabor amargo y cobarde, y mis ojos tratando de buscar un punto fijo entre la oscuridad que irradias. No seré yo quien caiga en tu truco. Quieres verme caer, quieres verme expulsar mi dolor, mi ira, mi alegría y mi silencio. Quieres llevarme a bailar a tu ritmo, haciéndome olvidar lo que tengo a mí alrededor para que me concentre en ti.


Me es complejo descifrarte, saber qué es lo que quieres conmigo. Sabes que te tengo miedo, sabes que te huyo. Te he dicho tantas veces “no quiero” que ya se vuelve un espiral tedioso volver a intentarlo. Sin embargo, tú no sientes eso por mí. Quieres exprimirme como lo haces con los demás, quieres tomarme de la mano, llegar hasta mi boca, ingresar a mi cuerpo. Quieres estar conmigo por unas horas y luego salir de aquí como si nada.

No pienso caer en tu juego. Te tengo entre ceja y ceja y no olvido un solo instante en el que me miras con deseo, con ganas de capturarme en tu juego. No cedo, no me doy por vencido.

Sí. Te digo entre el escándalo que he intentado seguirte, que a veces despiertas en mi los más bajos deseos. De esos que eres capaz de hacer. Tal vez mi miedo no es tan miedo como parece. Es miedo a mi, a la reacción. Al detestable efecto que causa tu hipócrita reacción de usarme como tu herramienta, así como lo haces con el resto.

Ingenuo soy, imbécil lo dudo. Prefiero tenerte miedo de aquí al final de mis días antes que amanecer en mi cama a tu lado, dominando mi mente y volviendo locos mis sentidos. Solo me queda seguir cumpliendo mi cita obligada contigo, ante la vista de los demás y las luces detrás de mí impulsándome hacia ti. Es ahí donde me aparto, extiendo mi mano a la altura de mi cara, te digo que no. Elegí ignorarte nuevamente. Elegí salvarme y que nada pueda tocarme. Ser inmune al silencio y a tu maligno deseo. Elegí seguir construyendo la barrera del miedo que tu construiste en mí y que yo no quiero derribar.

Elegí ser yo.

Imagen cortesía de edomingo

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho !!
    La forma en la que expresas sentimientos basados en una experiencia o en lo que detectan tus sentidos en cada encuentro con dicha persona !

    ResponderEliminar