Foto: http://www.flickr.com/photos/skutchb/ |
Me cansé. No es la costumbre, es el dolor lo que me agobia. No es tu indiferencia, es la barrera que edificas. No son tus ojos, es que ya no miras a los míos.
No es tu sonrisa, es que me acostumbré a verla, diáfana y abrumadora, como aquel faro de luz que aparta a la oscuridad a ese espacio tenebroso llamado Distancia.
¿Para qué? Ya no me quieres. Y con el paso malvado de las manecillas del reloj, que danzan en círculos alrededor de mi desesperación, quedan rezagadas mis ganas de volver a tenerte entre mis dedos, oír tu pensar, reír con tu mirada y eso de lo que hablabas mientras escribías en una triste servilleta, testigo efímero de tu engaño y olvido.
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