29 de noviembre de 2011

Miedo de ti, miedo de mí

Siempre que te veo se repite la misma escena: me llamas, brillas, bailas y cantas al ritmo de lo que suena. ¿No te atreves a decirme que me desprecias? Yo tampoco me atrevo, prefiero tenerte miedo.

Claro, quieres que esté a tu lado porque me quieres hacer daño. Tus actos lo demuestran, no soy ciego. Me susurras al oído, me seduces con tu silbido. ¿Ignorarte? Es un reto que me he puesto tantas veces y aún no puedo terminar de contar cuántas han sido las oportunidades en que por poco me absorbes.

No seré yo quien te despierte cada mañana, con el remordimiento solar a través de mi ventana, con mi boca empalagada con tu sabor amargo y cobarde, y mis ojos tratando de buscar un punto fijo entre la oscuridad que irradias. No seré yo quien caiga en tu truco. Quieres verme caer, quieres verme expulsar mi dolor, mi ira, mi alegría y mi silencio. Quieres llevarme a bailar a tu ritmo, haciéndome olvidar lo que tengo a mí alrededor para que me concentre en ti.

25 de noviembre de 2011

Cuando me enamoré de Britney Spears



1998 pasaba. Estaba en 3er grado de primaria y las boy bands invadían las pantallas de los televisores. Todos cantando la misma canción, todos bailando al mismo son. Estaba en casa de mi abuela, lo recuerdo perfectamente. No teníamos televisión por cable en mi casa (cosa que no me importaba casi porque no era consumidor de la pantalla chica) y justo ese día descubrí, entre muchos canales, la gran vía de expresión de los jóvenes de mi generación: MTV.