La separación ya es confirmada, solo falta el anuncio oficial. Juan manuel Santos, aquel candidato que dijo, aseguró y fue elegido como Presidente de Colombia bajo las banderas del Uribismo, está en estos momentos pasando por una etapa de distanciamiento de su jefe político. Si antes tenía dudas, ahora esta más que claro. En estas últimas semanas Alvaro Uribe ha estado bastante contrariado en los medios de comunicación, tirando "puyas" al nuevo gobierno, y escribiendo cual deprimido mostrando sentimientos en Twitter. Uribe ha tocado fondo.
La cordura que mostraba durante 8 años ya no existe, su buen uso de la palabra desapareció y ahora solo dice frases como "a mi me respeta" y "durante mi gobierno" en cuanta entrevista se le atraviese. ¿Donde quedó el estadista? ¿El orador? No. Ahora chapotea entre las aguas, avergonzado de su imagen, de la desuribización por la que atraviesa el país y iendo como juzgan a quienes hace 8 años fueron sus aliados, complices y compañeros.
El día que Santos llamó a la bancada del Partido de la U para destrabar el rumbo de la polémica Ley de Víctimas, la cual Uribe lucha por su fracaso en el congreso, todos salieron airosos y decididos a apoyar a Santos. ¿Y por qué? Porque es el Presidente. Son sus decisiones, como cabeza del estado, las que cuentan. Una vez fuera del poder nadie es influyente en este país. Samper no lo fué. Gaviria no lo fué. Pastrana mucho menos. ¿Por qué Uribe sería la excepción? ¿Por sus 80 y tantos puntos de aceptación del pueblo a su gestión? Nadie lo niega. Uribe quedo "bien" ante el pueblo. ¿Pero ahora qué?. Hasta el procurador General Alejandro Ordóñez, de quién prometí no hablar más en este blog, le pidió a Uribe comportarse con compostura y clase por su papel de ex jefe de estado.
Quién más claro tiene el distanciamiento es Juan manuel Santos. Cuando en su gabinete nombró a Germán Vargas, a Juan Camilo Restrepo o a María Angela Holguín, detractores en algun momento del pasado de Uribe, vimos destellos de lo que sería el futuro de este gobierno que tendría un estilo distinto al anterior. Su decisión de retirar la terna para Fiscal General, que su antecesor tanto defendió enceguecido por su ira y soberbia, también fue polémica al importarle un comino lo que este pensaba y al mejor estilo de una ranchera de Vicente Fernández, le solto la rienda a la Corte y esta eligió Fiscal. Esta Ley de Víctimas y el reconocimiento del conflicto armado en Colombia ha hecho sulfurar al expresidente Uribe, quién no tiene nada más que hacer que cruzarse de brazos y ver como otros toman las decisiones que el no realizó por hablar durante 8 años el mismo discurso guerrerista donde la solución es el plomo y la violencia.
El país se desuribiza poco a poco. Por mi parte apoyo al presidente Santos en su tarea de la aprobacion de la Ley de Víctimas y el reconocimiento histórico que hemos estado esperando de por fin hacer legítima la existencia de un conflicto armado que por tantos años nos ha marcado en el país. Esperemos en que termina esta historia. Por ahora que Uribe se encargue de ver que hace por su vida, porque quién está fuera del poder y no aporta solución, es claramente un estorbo.
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