27 de marzo de 2011

No me grites


¿Por qué lo haces? ¿Que ganas gritando? Siempre he querido preguntartelo, aunque mejor me ahorro el esfuerzo y permanezco callado.

No lo hagas. Es irritante, más para tí que para mí. Tú desgastas tu voz. Yo desgasto mis oidos.

No me grites. No lo hagas. Busca otras opciones, otra alternativa. Otra excusa para decirme en verdad tus quejas.

No lo hagas. No me grites. Ni tu ni yo nos merecemos ese trato. Ven. Sientate a mi lado. Dime lo que te molesta, lo que te incomoda. Tal vez así obtengas mas respuestas.

Gritando no solucionas nada. ¿No notas que trato de alejarme cuando lo haces? ¿Que me encierro en mi silencio para no escucharte?

Piensalo antes de hablar conmigo  en una próxima oportunidad. Tal vez no te mire con los mismos ojos. Tal vez no te escuche con la misma atención. Tal vez mi cuerpo este a tu lado, pero mi mente no. Me hieres y te hieres.

No prediques cosas que no aplicas. No prometas lo imposible. Deja la retahíla a un lado. Renueva el repertorio. De tanto escucharte decir lo mismo ya me sé cada parte de tu discurso.

 No me grites. No te hagas mas daño.

20 de marzo de 2011

¿Quién se acuerda de la lechuza?

Acabado el circo mediático que generó la patada de un jugador del Pereira a la lechuza omnipotente y responsable de todos los exitos del Junior de Barranquilla, mito generado gracias al show, es hora de exponer lo que veía en esos días donde un animal era el centro de atención, discusión y polémica de todo un país.

Si. Como ser humano duele que este tipo de situaciones se presenten: la respuesta de Luis Moreno no fué la adecuada, más aún teniendo como testigos a miles de televidentes (como yo) que vimos el brutal golpe que propinó al animal como si se tratará de un balón más. ¿Y después de eso que?. En Colombia sufrimos de un mal que poco a poco acabará con los ciudadanos:  cogemos una noticia, la llevamos a la sobre-exposición generanado que los medios de comunicación hablen y opinen las veces que sea necesario sobre el tema, y, cuando no hay más nada que hacer, lo tiramos a la basura y sabrá Dios si en un futuro se volvera a tratar. Así pasó exactamente con la lechuza. No me vengan con el cuento estúpido de "Es que la lechuza fue el símbolo del maltrato animal en el país" porque animales muertos de manera cruel hemos visto y muchas veces. La diferencia de este con los demás es que tuvo transmisión por televisión. ¿O quién es la voz de los burros y caballos maltratados en el centro de Barranquilla? ¿De las iguanas que son "rajadas" para sacarle los huevos y luego dejadas moribundas? ¿De los perros y gatos que mueren atropellados por los automóviles? ¿La lechuza? JAMÁS.

Este es un país con memoria a corto plazo. Cuando Luis Santiago, el niño de meses de nacido fue secuestrado y asesinado por su padre todos caímos en el sentimentalismo, hasta el punto de que Gilma Jiménez salió en defensa de los derechos de los niños y niñas recogiendo firmas por todo el país. ¿Y se acabó el problema? Miré usted como quedo desprestigiado el famoso referendo contra los violadores de los niños. Y asi pasará con Silvestre Dangond...

¿Quien se acuerda hoy de la lechuza? Probablemente Luis Moreno y su familia y uno que otro que quedó marcado ante el suceso. Vale la pena mirar hacia atrás y analizar si el escándalo valió la pena, si la sanción al jugador fue justa y más importante aún si la mentalidad hacia el maltrato a los animales en  el país cambió ante este hecho. Solo así sabremos si el indefenso animal murió para ser símbolo de una realidad, o fue un simple aprovechamiento de rating y morbo característico de los shows mediáticos en Colombia. 

19 de marzo de 2011

Nos veremos de nuevo en las curvas

El Parque Simón Bolívar, al cual asistía por segunda vez, fue el lugar escogido para dejar toda la energía posible en la primera versión de The Pop Festival que traía a un Belanova regular en performance, a Train con su excelente sonido en vivo, un Bomba Estereo tan monótono y un J Balvin muy pobre y apagado, reunidos en una tarde/noche para no olvidar.  Los minutos parecían horas y cada canción parecía un discurso de posesión presidencial. Quería ver el show central. Quería ver a Shakira. 

El reloj marcó las 7 y 40 de la noche y el frío ya estaba a mi lado, sumado al cansancio de estar todo un día de pie y que aún no superaba las dolencias que dejó el paso del Carnaval de Barranquilla. Pero cuando las luces se apagaron, la quejadera y el cansancio quedaron atrás y la expectativa se puso en primera fila para ser parte del show mas esperado en los ultimos 5 años sin verla en vivo. Fue precisamente "Pienso en ti" la que hizo que el alma volviera al cuerpo. Ahí estaba ella, caminando entre el público que espero mucho tiempo en volverla a ver con esa sonrisa tan amplia y esa cabellera rebelde con la que ha conquistado el corazón de millones en el mundo. Vestida de rosado, Shakira subía a un escenario frío y melancólico, acorde con la primera canción del show, para luego dar las buenas noches a las 35 mil almas presentes en el Simón Bolívar. 

"Años luz" iniciaría las dos horas de entretenimiento puro, dando un poco de calor a los asistentes que, casi hipnotizados, se limitaban a ver el performance de esta canción. Vendría "Te dejo madrid", con guitarras fuera de este mundo, para darle espacio a los grandes éxitos de su carrera musical como "Si te vas", "Inevitable" y la reformada versión rockera de "Suerte".

Los shows de Shakira son como montañas rusas. Desapareció del escenario y la calma volvió para interpretar el polémico cover de "Nothing else matters" de Metallica del cual estaba impactado al ver por fin ese extraño coctel de música andina con un clásico del rock mundial. Magistral creería yo. Ante las críticas debo decir que las cuerdas y bajos con los tambores sonaron muy bien en vivo y, aunque la voz de Shakira no se prestaba en momentos, hay que aplaudirle el hecho de arriesgarse a hacer un cover de una banda tan legendaria en la escena musical.

Pasaba el tiempo y el ánimo subía. Me sentía en total conexión con cada canción, con cada frase, con cada sonido. Estaba concentrado porque, como todo, al finalizar sabía que no tendría mas chance de verla en vivo de nuevo. El punto máximo para mí fue "Antes de las Seis", la magistral balada de "Sale el Sol". Cuando la luz blanca señalo su vestido azul, como olas del mar en el escenario, sentí que ella estaba a mi lado. Sentía que cada palabra y frase de la canción eran susurradas en mi oído, como si estuviera en la intemperie, con un piano al lado. "Antes de las Seis", para mí, habla de la nostalgia. No de aquella por el pasado. Hablo de la nostalgia que existe por lo que jamás ocurrió. Lo que jamás pasó. 

Shakira me demostró una vez mas de qué está hecha. Que es una mujer sin límites. Que es capaz de hacer una torre de babel alrededor de su diminuta figura, la misma que hoy hace que escriba sobre ella con el mismo orgullo que cuando menciona a Barranquilla en cada lugar donde va.