5 partidos eran suficientes para mantener la fiesta mundialista en la Puerta de Oro de Colombia. Si hoy hiciéramos un balance de cómo nos fue como anfitriones, el resultado sería muy distinto al utópico lema que nos identificó ante el país.
¿Ciudad Feliz? Ciudad de peleas, discusiones y críticas que no van a ningún lado. Eso es Barranquilla. Revisemos el cubrimiento periodístico y lo que más se comentó entre la gente en el Mundial Sub 20 en nuestra ciudad: los turistas anunciados jamás llegaron, las prostitutas en los burdeles se quedaron con sus tangas sin estrenar, los exagerados precios en la cafetería del estadio, los alrededores del Metropolitano llenos de barro, y para colmo de males una polémica que no para por el desastre que generó el show de inauguración del Mundial el 29 de julio.
No nos digamos mentiras, eso fue lo que nuestra ciudad habló y discutió. Ahora, veamos lo que deja para las otras ciudades: en Medellín coincidió con la Feria de las Flores y el final de Colombiamoda, dos eventos ícono de la capital antioqueña; en Cali los campeonatos de salsa; en Pereira los niños entrenando en las escuelas, las modelos y artesanías; y en Bogotá los turistas (que allá si llegaron) para apreciar el torneo orbital.
No nos digamos mentiras, eso fue lo que nuestra ciudad habló y discutió. Ahora, veamos lo que deja para las otras ciudades: en Medellín coincidió con la Feria de las Flores y el final de Colombiamoda, dos eventos ícono de la capital antioqueña; en Cali los campeonatos de salsa; en Pereira los niños entrenando en las escuelas, las modelos y artesanías; y en Bogotá los turistas (que allá si llegaron) para apreciar el torneo orbital.